jueves, 22 de octubre de 2009

Las dos cosas nunca son lo mismo

El periodismo no es propaganda. Vayamos aclarándolo para que después nadie diga que no lo aprendió en la escuela. Las funciones del quehacer propagandístico son aviesas y venenosas, si me permiten la expresión. Esto porque la propaganda tiene como primera finalidad manipular la opinión pública. Lo cual significa construir el conseso mediante una ingeniería antropológica, psicoanalítica y, para decirlo mejor, alevosa. No en balde,Edward Bernays, el primer publicista del que se tenga noción, había leído y subrayado con el alma todos los libros Goebbels. ¿Cómo olvidar la ideas de este alemán?:
1. Hay que crear emotividad en la gente y alimentar reflejos condicionales.
2. Se debe agitar al mayor número de personas mediante un reducido número de ideas.
3. Fomentemos un nacionalismo extremo.
4. La propaganda es, por definición, desinformación y censura.
5. Lo mejor es buscar y encontrar un enemigo único.
6. Todos los adversarios son los mismos que el enemigo único.
7. Si no se pueden negar las malas noticias, hay que inventar otras que distraigan.
8. Repetir sin descanso las pocas ideas desde distintos ángulos sin fisuras y sin dudas.
9. Cuando el adversario responda a una acusación o mentira, hay que bombardearlo con más acusaciones y mentiras para que no tenga oportunidad de desmentir.
10. Se deben construir argumentos desde diversas fuentes para que se haga creíble una idea.
11. No hablar de lo que no se tengan argumentos o cuartadas.
12. Manipular los odios y prejuicios nacionales.
13. Dar la imprensión de que todos piensan "como nosotros".
14. Si una mentira se repite lo suficiente, termina convirtiéndose en verdad.
15. Buscar un chivo expiatorio.
¿Algunos de estos puntos les suenan?, ¿podrían relacionarlos con algunas actuaciones (coberturas o manejos de la información) en los medios mexicanos, particularmente las televisoras?
El periodismo, en contraste:
1. Informa con argumentos precisos.
2. Se mueve bajo esta premisa: "Hechos, no dichos.
3. Corrobora los datos.
4. Nunca se deja llevar por una sola fuente.
5. Cruza las informaciones para seguir hasta el último lugar las pistas de un hecho.
6. Explica con toda la imparcialidad posible, conceptos e ideas que las noticias traen consigo.
7. Propugna por la objetividad y la inmediatez.
8. No mezcla lo puramente informativo con lo opinativo.
9. Reconoce que su deber es dar voz los que no la tienen.
10. Tiene cuidado con el Estado con quien nunca pacta ni negocia.
11. Se sabe distanciar a tiempo del Mercado a quien nunca se entrega por completo.

jueves, 15 de octubre de 2009

En la esquina de un propósito

El que calla otorga, dicen. Lo peligroso es que otorgar es conceder, no discutir y negarnos con ello la posibilidad del debate, la crítica y esa señora emponderada, simpre correcta, que es la argumentación. Ya el incendiario filósofo Christopher Hitchens sostiene: "En la vida progresamos por medio del conflicto, y en la vida mental, mediante la discusión y la disputa". Si partimos de esta idea, el que discute, conflictuado menor o mayor medida, es dueño de un bien que no le arrancan fácilmente: el conjunto de sus opiniones.
Por eso, porque opinar es vivir portando ideas que hemos ido forjando mediante nuestras lecturas y otros tipos de experiencias cognitivas y/o visuales, el periodismo cuenta con formas organizativas llamadas géneros periodísticos interpretativos o géneros de opinión a secas. Esto porque los reporteros un buen día crecen, comienzan a ver tanto, a saber con mayor profundidad, que necesitan un sitio sólo para ellos y sus informaciones secretas. Así se convierten en columnistas. O bien, un reportero con sensibilidad a prueba de granadas capaz de irse a la línea de fuego a escribir lo que atestigua, de un día para otro, a veces sin saberlo, se transforma en un cronista que sabe registrar minuto a minuto cualquier hecho. Y qué decir de las o los que tienen un talento nato para analizar, establecer asociaciones y antecedentes de todo lo que ocurre, o sea, instinto para articular la información de sucesos de interés humano, colectivo y con trascedencia. Ellas o ellos se vuelven articulistas y con suerte, líderes de opinión.
En honor a esas mujeres y hombres que en nuestro país, Latinoamérica y el mundo se atreven a desafiar el peligro de ser periodistas, nace este blog. La idea es seguir su huella y, si se puede, imitarlos en lo posible porque los autores de cada página cuyos enlaces pueden encontrar acá son estudiantes de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación del ITESM, Campus Cuernavaca.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Las opiniones pueden cambiar, pero bien dicen que los hechos son sagrados.